La religión Yoruba es una de las tradiciones espirituales más influyentes provenientes de África. Sus orígenes se remontan a la civilización de los pueblos yoruba en Nigeria y zonas aledañas, desde donde se expandió a otras regiones de África y América a través de la diáspora esclava.
Hoy en día, se calcula que más de 40 millones de personas practican esta religión en países como Nigeria, Benín, Brasil, Cuba y Estados Unidos, entre otros.
Los pilares fundamentales de la cosmovisión yoruba son la creencia en Olodumare, el Dios supremo creador, y la existencia de una serie de orishas, deidades que gobiernan las fuerzas de la naturaleza y sirven como intermediarios entre los humanos y la divinidad.
La mitología yoruba está llena de fascinantes relatos sobre el origen del mundo y las aventuras de los distintos orishas. Cada orisha tiene su propia personalidad, gustos, días sagrados y forma de manifestarse en el mundo a través de elementos naturales como el trueno, los ríos, el mar, el viento y más.
Algunos de los orishas más populares y venerados son Shangó, dios del trueno y la justicia; Yemayá, diosa y madre de todos los orishas, que reina sobre el mar; Oshún, orisha femenina del amor, la fertilidad y los ríos; y Elegguá, guardián de las encrucijadas y mensajero entre los dioses y los humanos.
Los practicantes de la religión Yoruba desarrollan una estrecha relación con sus orishas guía a través de la adivinación, las ofrendas, los cantos, las danzas y los sacrificios. Los rituales buscan lograr equilibrio, salud, prosperidad y conexión con la energía divina.
En resumen, la cosmovisión yoruba ofrece una rica mitología, un panteón vibrante de deidades y una profunda espiritualidad que conecta al ser humano con las poderosas fuerzas de la naturaleza. Sus prácticas y tradiciones se mantienen vivas gracias a sus millones de devotos en África y otras partes del mundo.
